327 CRÉDITOS SUPERADOS

Ningún crédito pendiente, todo superado. Cinco años de mi vida que han pasado igual que un suspiro.
Parece que fue ayer cuando desayunaba churros con mi hermana en el bar Tio Teo antes de enfrentarme a mi primer día de universidad.
Hoy y tras más de un mes esperándolo, ya veo aparecer en la web que soy licenciada en periodismo, que he superado todos los créditos.

Ahora sólo me queda el último, definitivo y más díficil de los pasos, ponerlo en práctica.

EN LAS FIESTAS DEL PUEBLO

La sensación se repite en los mismos lugares y las mismas veces.

No piensas nunca en ello, no lo recuerdas y en tu mente cada vez va ocupando menos espacio pero cuando de nuevo surge la ocasión de verse, cuando aparece a lo lejos y entre la gente, intentas aparentar absoluta felicidad. Quieres que vea como tu vida es fantástica, lo increiblemente bien que estás.

Las miradas se cruzan pero no las palabras y se rescatan los recuerdos de las clases de tecnología o la parte de atrás del libro de lengua.

El tiempo nos hace madurar pero aún así parece que no ha llegado a ese punto en que, tras vivir unos años compartiendo algo, nada importante, nada significativo pero si algo que de alguna manera llega a marcar una etapa, podamos comentar la jugada al igual que lo hacemos con muchísimos otros compañeros de esa época.

SALCHICHA TRAS SALCHICHA

De esas noches subrealistas en las que no tienes nada previsto, nada en especial, pero poco a poco van surgiendo planes.

De esas noches en las que parece que va a ser una cena más pero poco a poco y salchicha tras salchicha, las risas y enfados mezclados son el plato principal.

Hoy ha sido una de esas noches.

Caras que parecen poemas y ojos caidos. Retahílas de palabras sin sentido que despertaban las carcajadas de los que estabamos allí; he incluso alguna que otra frase fuera de contexto, y efecto de las burbujas de unos vasos (2 litros y medio) de Alhambra.

En fin, de esas noches en las que te lo pasas bien sin hacer nada en especial.

UNA AVENTURA SOBRE RUEDAS

Dije que si que podía desde el momento en que surgió el tema. Lo dije casi sin pensar, pero ya no había marcha atrás.

He ido mil veces acompañada pero en esta ocasión yo tenía el mando, algo muy poco usual en mí. A pesar de mi malestar quise ir, era un pequeño reto para mí y quería conseguirlo.

Nos subimos las tres en el coche, la compañía que llevaba no podría sacarme de ningún apuro si algo iba mal, pero bueno, era lo que había.

Nos pusimos en marcha y una vez allí, conseguimos llegar directamente. Tuve suerte y pude sortear al principal enemigo que me espera con una cuesta de vértigo.

A la vuelta fue más de lo mismo aunque no tuvimos tanta suerte como a la ida.

No sabía muy bien como encontrar la salida pero cuando lo hice todo fue sobre ruedas.

La carretera se avalanzaba sobre mi cochecito pero supimos deslizarnos por ella y a pesar de que nos quizo confundir metiéndonos en el peaje, conseguimos llegar a Ocaña sanas y salvas.

ECLIPSE

Saber cual es el final pero no querer que acabe nunca.

Sentir una envidia irremediable y, de sobra sabido, irreal pero aún así querer que lo que estás viendo, te pueda pasar a tí.

No querer reconocer la ficción en una película fantástica y querer transportar todo lo ocurrido a un mundo rutinario, simple y absolutamente carente de emociones.

He salido del cine con una sensación realmente extraña. Me ha dejado tocada la película al igual que me dejó el libro.

Digo en tono burlesco que estoy enamorada de Edwar Cullen y es que siempre queremos más, queremos lo que no tenemos y vemos que lo que ya es nuestro no es suficiente.

Se que es fantasioso e inverosimil y aún así me gustaría creer que algo así pudiera pasar en la vida real.

CAMPEONES en mayúsculas

Sentirse orgullosos de un país durante unos minutos, unas horas, unos días.

Creer que somos los más grandes, abrazarse con cualquiera movido por la furia de un instante, de un gol que parecía que nunca iba a llegar.

Sentirse español y llevarlo con orgullo. Ondear banderas españolas, camisetas rojas, besar el escudo que representa a todo un país sin caer en la tendencia partidista e ideológica de la política.

Si la mitad de la mitad de lo que se ha conseguido en cada uno de los partidos de la Selección española, y más aún del partido final, se consiguiera en otros campos, en situaciones de mayor calado para la vida de las personas, las cosas quizá cambiarían.

Si gritaramos: YO SOY ESPAÑOL, ESPAÑOL, ESPAÑOL, en otras muchas circunstancias y dejaramos de lado lo que, por tendencias puramente partidistas nos han ido inculcando.

Si todos nos unieramos con el mismo fervor, la misma potencia y el mismo arraigo con el que nos han movido 23 futbolitas, podríamos hacer del mundo un lugar mucho más feliz. Podríamos proclamarnos CAMPEONES con todas las letras y en mayúscula.

MI APOYO

Creo que tengo la mayor suerte que una persona puede tener en la vida.

Creo que mis padres no podrían haberme regalado mejor honor ni dejado mayor herencia.

Saber que, a pesar de las broncas e incluso insultos, para nada realistas, tengo a alguien que SIEMPRE va a estar ahí es algo con lo que me siento especialmente contenta.

Pasamos mejores y peores rachas, somos bastante diferentes y quizás es verdad esa relación de dependencia que tengo con ella y que, a veces, tan mal me sienta que me recuerden.

Pero es que tengo la seguridad de que no me va a fallar ni en las pequeñas tonterias ni en los problemas que pueda tener a lo largo de mi vida.

Hace horas que se ha ido y ya la echo de menos.

Creo que encabeza el rankin de entradas dedicadas en el blog pero es que se merece eso y mucho más.

LOS MONSTRUOS

Aunque dicen que siempre hablan del monotema, las noches se alargan hasta la madrugada cuando todos se juntan.

En un sola cena surgen tan diversas conversaciones que a veces parece perderse el nexo de unión entre ellas aunque una cosa lleve a la otra y la otra a la una.

Sensatos, agradables, mediadores y divertidos. No recuerdo haber estado con ellos en ninguna ocasión y no haberme reido.

Amigos de mis padres con todas las letras. De esos que los tienen aprecio y lo demuestran. De esos que saben criticar las cosas malas, pero lo que cuesta algo más de trabajo, también saben reconocer lo bueno. De los que se alegran por lo bueno y se preocupan por lo malo. De los que allí estuvieron para que tuvieran unas bodas de plata fascinantes como el oro.

Esa gente que no es solo colega de fiestas sino algo más.

Siempre hacen alusión a los comentarios de mi blog así que, como me pedisteis, no voy a hablar del último tema que tocamos en la cena ni a publicar la foto que queríais pero...