En 15 minutos y con un café y un croisant he viajado por Perú, Francia y toda Italia para llegar de nuevo a un centro comercial apenas concurrido.
Prejuzgar es uno de los errores que más a menudo cometemos.
Solo con el envoltorio nos vale para saber si nos gustará o no el regalo que hay dentro y muchas veces nos equivocamos, bien por esperar mucho de algo que cuando llega no es lo que imaginabamos, o bien por no molestarnos en perder unos minutos en abrir o conocer algo o a alguien que luego quizas nos sorprenda.
El mundo no es solo lo que nos que nos rodea. La vida no está limitada por lo que uno siente, vive o experimenta sino que hay mucho más allá de nuestro entorno solcial. Hay muchas más personas, muchas más vivencias, nuevos sentimientos, sensaciones diferentes y mundos desconocidos que pueden hacernos cambiar de mentalidad con un simple café con leche.
Quiero un cafe con leche!!
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