Un lugar que siempre ha estado ahí pero que nunca había visto. Era la primera vez que llegabamos a un sitio sin perdernos (señales de que iba a estar bien).
Derechos de casa al parking y del parking a la enorme fila de personas que esperaban pasado el descomunal dolmen, frente a la puerta de estrellas rojas.
Nerviosos por no entender la concentración de gente que había delante y detrás nuestro. Para nosotros fue una improvisación que todos ellos tenían preparado.
Tras la corta espera de poco más de 10 minutos pasamos al recinto y después de andar por el edificio llegamos al lugar de destino. La feria de la Tapa estaba esperando a que llegaramos. Nos salió todo "rodado" y tras las migas, cesta de la abuela y chorizo criollo, volvimos a casa con la sensación de haber hecho las cosas bien y haber pasado una tarde, que pese a ser más o menos parecida, ha sido diferente.
rico rico...
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