Perder la noción del tiempo y dudar de cuánto tiempo ha pasado ya. Ir viviendo el día a día, sin pensar en los demás; simplemente siguiendo una rutina que nos aleja de la realidad.
Una realidad que en ocasiones nos sacude fuertemente en forma de canción, de cumpleaños, de recuerdos de Facebook, de fotografías olvidadas... y nos hace recordar.
Y es ahí cuando vuelve a doler. Cuando eres consciente de que ya no está. Cuando valoras lo presente que estaba en tu vida, aunque no fuera en el día a día.
Y es ahí cuando valoras la importancia de una familia unida. El rol que cada uno cumple en esa organización de la que muchas veces renegados pero que nos quiere por el simple hecho de ser.
Y es ahí cuando das gracias a la vida por tenerlos a todos ellos y también es ahí cuando te enfadas con ella porque él ya no está, y debería seguir aquí. Por lo injusta que ha sido en esta ocasión.
Hoy toca felicitar al cielo y tomarse una Coca-Cola normal en vaso ancho y con mucho hielo.
Espero que recibas mi regalo, que parece que te estoy oyendo pidiéndolo gruñiendo como solías hacer.
FELICIDADES TÍO JAVI
Felicidades!!
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