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miércoles, 14 de abril de 2010

CREPÚSCULO



Sumergiéndose en un mundo fantástico, en el sentido estricto de la palabra, conoces a personas que nunca podrías encontrar en el mundo real.

Eres consciente de que no es tu mundo, de que ellos ni siquiera existen pero en el momento en el que pasas la frontera, todo da igual.

Los paisajes, el mar, los bosques, los personajes... conviven contigo. Experimentas lo que ellos sientes, hueles lo mismo que ellos y sufres cuando algo malo les pasa.

La descripción del protagonista es tan exhaustiva que provoca poderosos sentimientos de repulsa o de enamoramiento.

Durante un tiempo, nada de lo de alrededor importa porque tu entorno se convierte en su entorno. Eso sí, todo desaparece de un plumazo cuando cierras el libro.
Vuelves al mundo real en cuestión de segundos pero queda un bonito recuerdo, parecido a un sueño, que esperas retomar al volver a sumergirte en la lectura.

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