Buscar

jueves, 6 de mayo de 2010

UN MUNDO VIVO



Mi itinerario no fue el mismo.

Por el hecho de cambiarlo he descubierto un nuevo Madrid, el Madrid que siempre he querido y que ya había olvidado.

Calles repletas de gente paseando, comprando, comiendo o jugando.

En menos de media hora llego a la Plaza Mayor y la entrada por uno de sus soportales me traslada a un mundo de ciervos con pelaje de espumillón, cabezas posadas sobre una mesa de madera y mimos inmóviles a menos que alguien les eche algunas monedas.

Son solo unos minutos pero al final de la jornada es de agradecer el poder contemplar un mundo vivo.

1 comentario:

  1. Ya me gustaría a mí pasear por las calles multitudinarias de Madrid. Lo que hecho de menos pasear desde Lavapiés y Tirso de Molina hasta Sol.
    Cuando tenga un rato me escaparé....

    ResponderEliminar