ANTES DE...

Pocas veces las emociones se sienten tan claras. Se convierten en algo preciso y concreto... cuando algo abstracto se puede casi agarrar.

Pocas veces pasa eso aunque ultimamente he notado esa sensación con frecuencia.

Es como una fuerza concentrada entre el pecho y la espalda, justo encima del estómago. Algo que casi podía agarrar con las manos, deseando sacármelo y lanzarlo hacia el exterior.

Es una sensación que me empuja a huir, que me habla a voces y me dice que salga corriendo, que me pesa y, a pesar de todo me inmoviliza.

Es lo que siento justo antes de una entrevista. Me dan ganas de irme de allí antes de empezar. Pero luego, cuando el proceso comienza, me armo de valor, pongo mi mejor cara, limpio el sudor de mis manos y me enfrento a todo lo que se me ponga por delante.