Estaba sentada en el suelo, con el microfono en la mano, divirtiendome sin más. En ese momento, mi mente se trasladó al futuro y caí en la cuenta de lo que estaba viviendo. Fue un pensamiento fugaz pero profundo porque me imaginé nuestra vida dentro de unos años, una vida de la que, lo más probable, ninguno formaríamos parte de la del otro. Ni yo, ni casi ninguno de los que estabamos allí.
Sentíamos la casa como algo nuestro, como algo de todos,y lo más seguro es que dentro de unos años, no muchos, fuera algo muy lejano.
Hemos visto nacer y crecer su proyecto, por eso, es por lo que lo sentimos parte de nosotros. Incluso hemos contribuido a su decoración; pero la vida sigue, sus vidas siguen y las nuestras también.
Ayer estabamos allí, cenando, cantando y bebiendo cubatas pero ¿hasta cuánto durará eso? ¿Será siempre así?
Creo que no, y en cierta medida me da pena creerlo pero es el ciclo de la vida, unos vienen y otros van y los caminos que escogeremos nos llevaran a que esa noche, esos momentos, esos amigos... queden como un bonito recuerdo del pasado.
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